sábado, 4 de febrero de 2012

"Crónicas de Mallorea IV: La Hechicera de Darshiva", de David Eddings

"The Malloreon book IV: The Sorceress of Darshiva". U.S.A. (1989), España (1991), 343 pág.

La rápida y oportuna actuación de Poledra -la fallecida esposa de Belgarath-, una vez más, ha evitado que Zandramas se saliera con la suya. Las provincias de los Karands han perdido a su líder y el control de los demonios y las huestes implicadas en este conflicto, tanto las de Urvon el hechicero, como las de Zandramas, disputan su supremacía en los terrenos de Darshiva, el hogar natal de la Niña de las Tinieblas.

Siguiendo su rastro, Garion y los demás se dirigen a las islas de Melcene, donde el príncipe Kheldar es toda una celebridad gracias a sus negocios en el imperio malloreano. Al grupo se ha unido Beldin, que disfruta haciendo de las suyas con su peculiar carácter y aunque el rastro de Zandramas todavía les obliga a ir tras ella, puede que las cosas cambien muy pronto.

Cuando por fin lleguen a Melcena, Belgarath y Beldin se encontrarán con una de las últimas tareas que les impuso Aldur antes de abandonar el mundo. A su vez, Garion descubrirá una terrible revelación que le dejó un antiguo enemigo, siglos antes de que naciera. El camino se volverá escarpado, pero con un destino fijo, todo parecerá más sencillo, conocedores de que la fecha en la que deben de llegar al Lugar que ya no Existe se acerca, inexorable.

De todos modos, deberán evitar los ejércitos de Urvon y de Zandramas, que pelean por toda la provincia de Darshiva intentando aniquilarse mútuamente. Para ello y con el fin de igualar las fuerzas, la hechicera grolim ha convocado a su propio Señor de los Demonios, Mordja, de las tierras morinds, para que se enfrente a Nahaz y equilibre las fuerzas en la batalla por el Sardion.
Y por si fuera poco, Zakath, dolido por la forma en que abandonaron Mal Zeth, ha vuelto a poner a los militares malloreanos a buscar a Garion, Belgarath, Polgara y el resto, por lo que deberán esquivar también a los soldados imperiales en su camino hacia tierras dalasianas.

Conforme avanzamos en la lectura, queda patente que estamos muy cerca del final definitivo. Pequeños hechos que se repiten, casualidades y nuevas profecías que intentan preparar el camino para el supuesto de que triunfe su bando, serán el telón de fondo que lleve a nuestros amigos en su persecución de Zandramas, hacia la elección que reparará el universo para siempre. Se encuentra en este libro una de mis frases favoritas en los primeros capítulos, cuando Sadi describe a Seda a la perfección. De igual modo, se siguen explotando los carácteres tan variados del príncipe drasniano y del hechicero jorobado Beldin, otro de los insustituíbles en esta saga.
Le doy un 8'4/10.

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