jueves, 29 de abril de 2010

'Alicia en el País de las Maravillas', de Tim Burton

'Alice in Wonderland', Tim Burton. U.S.A. (2010)

Tim vendido a Disney

La nueva película de Disney, apadrinada y dirigida por el genial Tim Burton, se aleja considerablemente de la estética a la que nos tiene acostumbrados y se zambulle en uno de los clásicos de la literatura infantil, dándole una nueva vuelta de tuerca a la historia, con la intención de mostrarnos a los mismos personajes diez años después, con una Alicia más madura y con las consecuencias de dejar a la Reina de Corazones en el poder.

En la época victoriana -y tras una pequeña presentación de pequeña contando a su padre sus pesadillas protagonizadas por conejos con reloj, sombrereros locos y reinas cabezonas-, encontramos a Alicia (Mia Wasikowska), una joven en edad casadera que desafía ligeramente las normas establecidas, como hacía su padre, a la que llevan a una fiesta en mitad de la campiña inglesa. Estando allí, sin saber si es producto de su imaginación o no, seguirá a un conejo blanco vestido de chaleco y con un reloj de mano que no para de decir "Llego tarde". Alicia le sigue y, por supuesto, ya sabemos lo que sucederá a continuación. Alicia cae por una madriguera y llega a una habitación donde, entre comida y bebida, encogerá o aumentará hasta encontrar la salida.

Una vez en ese mundo tan extravagante que la joven Alicia recuerda vagamente de su infancia, se encuentra con los mismos personajes que la otra vez, a destacar al Sombrerero Loco (interpretado por Jhonny Deep)y la liebre acelerada que le acompaña, los hermanos Tweedledee y Tweedledum y, como no, el Gato Cheshire con su enigmática sonrisa. Todos estos personajes le piden ayuda para derrocar a la malvada Reina de Corazones (Helena Bonham Carter), que sumió al País en la tiranía al tomar el trono en vez de su hermana, la Reina Blanca (Anne Hathaway), que habría sido mejor gobernante. Todos los augurios apuntan a que Alicia se convertirá en el paladín que, en el día Gloricioso, acabe con el galimatías de nombre que es el dragón a las órdenes de la Reina Roja. Y a pesar de estar todo escrito, Alicia dudará de si es ese un destino que deba cumplir mientras lucha por ayudar a aquellos que la rodean y salvarles de la Reina Roja.

Cuando se asoció a este proyecto el nombre de Tim Burton, en seguida se comenzó a imaginar esta película como una extensión de la estética y el cine oscuro y tétrico al que nos tiene acostumbrados Burton. Sin embargo, Disney manda y Tim debe estar muy cómodo en su butaca, recogiendo los millones de este trabajo impersonal y dirigido al público más joven, gracias, en parte, al enorme éxito en taquilla y al timo del 3D.

La película es entretenida, pese a saber desde los primeros quince minutos como va a acabar, y su principal función es mostrarnos a todos los personajes del cuento original de Lewis Carroll en su actual estado, así como los paisajes, flora y fauna, del Mundo Subterráneo, algunos de los cuales, aspiran a tener el sello personal de Burton, pero como son menos oscuros y retorcidos que de costumbre, se quedan en eso, en una aspiración. Otro detalle a destacar es la colección de vestidos llamativos que llevará Mia Wasikowska en sus inumerables encogimientos y agrandamientos, pasando del azúl claro, al más pastel, o al rojo y negro de las cortinas del Palacio Rojo.

Personalmente, pienso que la película está bien, pero que esperaba que pudiesen extraerle muchísimas más cosas a la misma; es difícil identificarte con un personaje digitalizado o loco, pero al menos se les pide que sean algo más creibles. Desde luego, la "transformación" que sufre Alicia, convencida casi contrarreloj por la oruga, para afrontar las decisiones de los adultos, simbolizadas en atacar al "galliloquesea", y dejar atrás la infancia, es muy forzada y nada creíble. El guión, a parte de apenas estar desarrollado, ofrece un camino lineal que sabemos cual es desde el inicio y se dedica a decorarlo con el Sombrerero, Alicia y la Reina de Corazones actuando entre sí para llegar a ese desenlace predestinado.
Cierto que los roles cómicos de Helena Bonham Carter y de Jhonny Deep, ambos debajo de una enorme capa de maquillaje y efectos, son lo que mantienen viva a la película y le dan los mejores momentos: el sombrerero bipolar desquiciado, sobretodo cuando es acompañado de la liebre majareta; y esa reina que manda a todo el mundo a que le corten la cabeza por cualquier motivo, mostrando su inseguridad de esa forma, ya que envidia a su hermana, la Reina Blanca (Anne Hathaway maquillada como un fantasma), que es admirada y querida por todos por ser una noble y justa soberana.

Tal vez, el el climax de la cinta, esa batalla de fichas de ajedrez contra cartas en el tablero, sea una de las imposiciones de Disney. Todo el mundo comenta su parecido por la temática del combate con 'Las Crónicas de Narnia' o 'La Brújula Dorada', pero careciendo de cualquier épica y mostrándonos una pequeña batalla que poco o nada pintaba en la historia. De igual modo, son muchos los críticos con Burton, clamando a los cielos que el director a rodado su peor película tras 'El Planeta de los Simios'. Puede ser, pero no hay que olvidar que es una película de Disney, hecha para que la vean las masas de niños con sus padres y de jóvenes que se van a dejar maravillar por los digitalizados escenarios y las hiperbólicas criaturas y, tal vez por eso, Burton haya trabajado lo justo, aprovechando que podría estar bien cómodo, que cobraría un pastón y que no se le exigiría, ni pediría más de lo que muestra dirigiendo aquí: lo justo.

Aún así, se puede ver con alegría. Si uno no se espera grandes cosas, disfruta con ella, se entretiene y sonríe con el Gato Cheshire, con el Sombrerero Loco, con la Reina más loca aún y con -vuelta a la mención especial-, la liebre puesta de éxtasis hasta las cejas (si no lo decía reventaba xD). Le doy un 6'8/10.

Eso sí, como versión de "Alicia en el País de las Maravillas", me quedo y me seguiré quedando con el fantástico relato de Andrezj Sapkowski de "La Tarde Dorada", cuento que recomiendo a todo aquel que no lo haya leído aún.

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